jueves, 1 de octubre de 2009

Espuma de mar 2/13

Aquel curso había trabajado duro, había sacado buenas notas, ¿por qué, entonces, se le castigaba de ese modo? Había transcurrido casi una semana desde que acabaron las clases, los días iban pasando, y todavía tenía las vacaciones por estrenar. Solamente salía a la calle para cumplimentar los encargos de sus padres: “Álvaro, tráete dos hogazas y un pan sin sal para el abuelo. Y que no se te olviden un bollo y una chocolatina para tu merienda”. “Álvaro, hijo, acércate al estanco a por picadura, que se me está acabando. Toma, cómprate caramelos con las vueltas”, “Álvaro, cariño...”

Estaba ya harto de tanta televisión y cansado de jugar solo; su amigo Andrés estaba pasando la varicela y tardaría varios días en poder salir. Le visitó un par de veces, puesto que él ya no corría peligro de contagio, pero el pobre tenia tanta fiebre que estaba como idiotizado. Y Ana todavía no había llegado. Se aburría tanto que llegó a añorar el colegio. Había completado un puzzle de mil piezas, y recortado y pegado dos maquetas de papel. Solamente le quedaban sus libros de aventuras en lugares remotos (y casi siempre soleados), para evadirse de aquel triste pasar el tiempo. Si al menos, en lugar de aquella lluvia sosa, hubiese temporal, podría bajar a la playa a buscar conchas, estrellas, corales, madera de deriva y fascinantes trozos de cristal que el mar habría bruñido sólo para él. Incluso a veces, tras una buena tempestad, salía con su padre y su abuelo a recolectar sepias y algún que otro pulpo que la fuerza de la resaca había expulsado del agua.


© del texto JAVIER VALLS BORJA
primavera 2000

2 comentarios:

  1. Me vienen recuerdos de mi infancia, la merienda, los interminables recados, los puzzles y maquetas… que nostalgia.

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  2. COMENTARIOS EN FACEBOOK

    Ana María Arroyo
    Me encantaaa!! Oye!! no tardes tanto en enseñarnos tus entregas, que ya tienes una legión de fans!! jajajaja!!!1
    El 01 de octubre de 2009 a las 13:18 ·

    Ana María Arroyo
    P.D.: Este texto me recuerda mucho a mi niñez... qué etapa de la vida tan fascinante.. verdad??'
    Ya me voy, ya me voyyyy.... jaja!!
    El 01 de octubre de 2009 a las 13:19 ·

    Angel Utrillas Novella
    Bien,bien,bien, esto empieza a tener buen aspecto, por cierto Javier, tienes adicción al 13
    El 01 de octubre de 2009 a las 20:58 ·

    Javier Valls Borja
    No sé si es adicción, Ángel, pero es lo que me sale al dividir en entregas más o menos coherentes unos relatos que están pensados para leer de un tirón. La casualidad ha hecho que los dos últimos hayan estado fragmentados en trece porciones. Veremos el próximo relato...
    El 02 de octubre de 2009 a las 0:03 ·

    Ana María Arroyo
    El trece es un número estupendo... Bona nit Javier, me voy a soñar un ratito!!!
    El 02 de octubre de 2009 a las 0:25 ·

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