jueves, 12 de noviembre de 2009

Espuma de mar 13/13


© de la fotografía ADRIANO AGULLÓ (fuente: flickr)


—Duelen, ¿eh? —preguntó Álvaro, refiriéndose o las grandes piedras de granizo que golpeaban el casco de la lancha, atronando sus oídos. Sacó la mano y cogió un puñado de ellas.
—Mira, parecen nueces.
—Sí. Se me va a llenar la cabeza de chichones —contestó Ana riendo entrecortadamente por la fatiga. —Y nos hemos calado hasta los huesos...

Ana asintió con la cabeza. Pese a la carrera, estaba tiritando, y frotándose los brazos con ambas manos dijo, en tanto que se arrimaba a Álvaro:

—Tengo mucho frío.

Él la abrazó con un abrazo grande, para darle el calor que ella necesitaba, y se mantuvieron así durante un buen rato. Su ropa empezaba a secarse entre nubecillas de vapor. Ana siguió temblando durante un rato. Ninguno de los dos hablaba. Al fin se le distendieron los músculos, rígidos por la tiritona, y pudo respirar hondo, mas no hizo nada por salir del cerco formado por los brazos y el pecho de Álvaro. Allí, en aquel útero protector, se sentía bien, estaba relajada, al amparo de aquel navío que ahora navegaba del revés, abrigada por su amigo. Ambos estaban experimentando sensaciones ni siquiera imaginadas hasta entonces. Se les agolpaban en la mente preguntas con nuevos enunciados, aunque ninguno de los dos se atrevió a decir nada, por temor a romper el hechizo. Él notó el relax que experimentó el cuerpo de Ana, pero tampoco deshizo el abrazo. Sentía ahora la calidez que despedía su cuerpo, el aroma limpio de su pelo mojado, y sentía que quería estar siempre así; sentía... no sabia qué era lo que sentía, sólo sabía que no quería dejar de sentirlo.

Tímidamente, acercó su boca a la de ella, y la besó. Fue un beso ingenuo y torpe. Y ella le devolvió el beso. Un beso tierno y limpio, blanco y fresco... como la espuma de mar.

Y el abrazo se hizo mutuo.

© del texto JAVIER VALLS BORJA
primavera 2000

4 comentarios:

  1. Mmmmm, me estremezco debajo de esta bonita narración. Te envío un abrazo, recatado.

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  2. Acepto el abrazo, y lo devuelvo, con el mismo recato.
    Gracias por tu comentario, Ignasi.

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    Angel Utrillas Novella
    Bonito final. Aunque parece que pide continuación. Voy a releerlo todo completo pues casi no recuerdo el principio, de todas formas esta terminación me ha dejado una sonrisa ne los labios, me has transmitido el calor de sus cuerpos, el aroma de sus cabellos mojados y el deseo de querer estar así siempre.
    El 12 de noviembre de 2009 a las 16:56 ·

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  4. COMENTARIOS EN FACEBOOK

    Miguel Angel Cejas Burballa
    Escuchando esta música maravillosa y leyendo tus fragmentos de" Espuma de Mar". Magnífica recreación onírica; me refiero a que he sentido vivo tu relato, he estado allí, compartiendo con los personajes de tu prosa poética los higos chumbos, las almendras y las uvas dulces... y he visto ese pueblo "morir" durante la siesta.
    Mi juventud se forjó cercana al campo pero siempre he sentido la necesidad de estar cerca del mar.
    El 04 de noviembre de 2009 a las 10:37

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