Yo seguía hablando de ranas (hombre rana, boca rana, ancas de rana), a ratos, acalorado (Giovanni Rana, rana de Salamanca, el príncipe rana) y a ratos, tranquilo (prueba de la rana, disección de ranas, salto de la rana), cuando me fijé en la extraña coloración que iba tomando su piel, un tono verdoso bastante repulsivo, que iba cambiando por momentos. Cuando llegué a la consulta no tenía ese color, estoy seguro; en cambio, ahora el hombre estaba francamente verde, verde viento, verde rama, verde viento, verde rana.
© del texto JAVIER VALLS BORJA
junio 2006
© de la fotografía macfacizar (fuente: flickr), publicado bajo una licencia Creative Commons
junio 2006
© de la fotografía macfacizar (fuente: flickr), publicado bajo una licencia Creative Commons
COMENTARIOS EN FACEBOOK
ResponderEliminarAngel Utrillas Novella
Mira que me lo veía venir, vaya par de ancas que va a tener el terapeuta. Javier ¿has jugado alguna vez a la rana?
Bueno espero la próxima entrega porque como sabrás hasta el final no pienso leerlo.
El 21 de diciembre de 2009 a las 7:50 ·
Ana María Arroyo
Aisss!! qué esto tiene mal finaaaaaaaaal... nos veo a todos verdes y croando. Tengo unas ganas de leer la historia completa. Creo que me estoy aficionando a estos bichos. Croac!!!
Oye Ángel... qué bien lees de pensamiento!! jajaaaa!!!
Bárbaro Javier, como siempre... !!! !!!
El 21 de diciembre de 2009 a las 11:55 ·
Elena Alvarez de Castro
Joooooooooooooooooo!!!!! ya sabía yo,que ese terapeuta tenía mal color!!! jajajaja.
Cuando lo termines lo voy a leer entero de un tirón.
Voy a terminar croando,jajajaja.
El 21 de diciembre de 2009 a las 13:35 ·