© de la fotografía cláudia gabriela marques vieira (fuente: flickr)
publicado bajo una licencia Creative Commons
Los truenos no habían dado tregua al silencio nocturno, truenos de esos desgarradores, de los que te despiertan si has tenido la fortuna de haberte podido dormir, de los que no te dejan dormir si todavía estás despierto. Las olas embravecidas por el temporal castigaban los guijarros de la playa una y otra vez, brooooomm, una y otra vez, brooooomm, una y otra vez, brooooommm...
Desde hacía una semana, las ranas de las pozas que se formaban en la desembocadura del río estaban eufóricas, no dejaban de croar en todo el día, ni en toda la noche, simplemente, no dejaban de croar. No sé cómo alguna vez llegué a pensar que me resultaba grato ese ruido horrísono.
© del texto JAVIER VALLS BORJA
junio 2006