Paso frente a un bar triste. Un breve vistazo al interior me llena los ojos de gente sombría que no conversa. El camarero mira el fútbol en la TV. La luz mortecina de los fluorescentes y los adornos navideños horteras lo hacen más deprimente, si cabe. Huele a vino rancio y suelo mal lavado. Las tragaperras llaman a los parroquianos con sus luces de feria y sus cantos de sirena.
© del texto JAVIER VALLS BORJA
diciembre 2004 / mayo 2006
© de la fotografía Hector Milla (fuente: flickr), publicado bajo una licencia Creative Commons
Lo estoy viendo .
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ResponderEliminarAna María Lozano
Cuantos bares hay así en todas las ciudades..., Javier, lo has descrito a la perfección.
El 13 de enero a las 0:17
Angel Utrillas Novella
Pues sigo diciendo lo mismo, me gusta y me intriga, sólo queda una intriga digo entrega, cómo acabará. A mí lo de los bares de hoy me llama la atención, tiens razón en esa frase de bar triste, gente sombría que no conversa, yo por ejemplo, que frecuento sólo el bar en el pueblo, y voy allí por charlar con la gente, no soportaría estar en silencio viendo la TV. En fin rarito que es uno. Ansioso espero tu 11/11
El 13 de enero a las 7:53
Elena Alvarez de Castro
Joo,la verdad que menos mal,que no soy de ir a bares para estar sola,y encima pagar. Muy bien,lo describes en pocas líneas pero perfecto.
El 14 de enero a las 0:55
Ana María Arroyo
Me encanta lo de bares tristes y además en esta entrega has tocado un tema que sabes que me llega mucho, el de las tragaperras. Y además hay muchas personas solas y tristes que frecuentan bares tristes, porque quizás no tienen con quien hablar. Sigo leyendo!
El 16 de enero a las 10:15