martes, 5 de octubre de 2010

La sal de la vida



Echar la vista atrás y ver que la existencia de las personas, la improbable felicidad, está hecha de pequeñas cosas, pequeñas cosas que nos hacen sentir vivos, el aroma del mar, el humo de leña, los pasteles de los domingos, una caricia… Son cosas pequeñas, enormes cuando las perdemos.

Pobre viejo, ya no debe canturrear cuando se afeita, ni mirará con deseo a su esposa; no disfrutará del calor del sol en la playa, ni sentirá el placer de conducir; ya no verá belleza en una puesta de sol, porque significará un día menos para él.

Todas las ansias, todos los anhelos, todas las ilusiones, se han visto reducidas a fumar un cigarrillo clandestino, lo único que le queda en la vida, en la vida que le queda…


JAVIER VALLS BORJA
julio 2009

Fragmento del relato "¿Fumar puede matar?", publicado en Megarupo de Relatos 
y escrito en colaboración con Ana Arroyo y Anne Hónimo Ominona.
Si deseas leerlo completo, pincha en el enlace
http://www.megagrupoderelatos.com/2009/07/fumar-puede-matar.html 

© de la fotografía ANGELOUX (fuente flickr ), publicado bajo una licencia Creative Commons

11 comentarios:

  1. No me canso de leerlo. He visto tu fragmento y luego me he ido al enlace y cada vez me entusiasma más su lectura. Lo que se pierden la Berrocal, la Sanchez y la Beckham, por no mencionar a la gran Sofía Mazagatos que siempre fue genial desde que ocupó lugar de privilegio en su particular candelabro.
    De lo que sí estoy seguro es de que todas estás inteligentes lectoras, fuman, sin saber hasta que punto fumar puede matar.

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  2. Es cierto que la vejez puede llegar a ser una espera para lo definitivo. Es cierto que la vejez es, para muchos, una fea etapa de la vida en la que ya no queda nada nuevo por hacer o descubrir. Es cierto, insisto que muchos piensan eso.
    Pero yo discrepo. En mi profesión he conocido ancianos que han decidido aprender a leer y escribir o a estudiar lo que no pudieron de jóvenes, que han viajado lo que nunca pudieron. Que han conocido una pareja nueva y han decidio empezar una vida nueva, dejando atrás a otras parejas que no les fueron bien o les amargaron la vida.
    El anciano del relato tenía poco más que ese cigarrillo. Espero que nuestra vejez sea diferente, llena de esperanza y con el deseo de coasas nuevas. Pero la esperanza no se compra, no se cultiva... la esperanza se crea en nuestro interior y no es sólo patrimonio de jóvenes.
    Por cierto he leído el «completo» y me ha gustado mucho. Y muy buena la foto para ilustrar.
    Besos miles
    PS. ¡Otra vez me he enrollao como líder caribeño!

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  3. Voy a leerlo completo . Pero lo leido que bueno ¡¡¡

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  4. Gracias, Ángel; con lectores/amigos como los que os pasáis por este rinconcito perdido en la inmensidad de la Red, da gusto.

    También he de agradeceros que dejéis unas palabras para dar fe de vuestro paso por aquí. Veo, en los mapas de visitas, que consultan el blog personas de diferentes partes del mundo, y desde aquí animo a todas ellas a que comenten y den su opinión. Un post no está completo sin los comentarios de los lectores; si no los tuviera, cerraría el blog.

    Y, Ángel, me resulta muy curioso ver repetido tantas veces el nombre de esas señoras en un blog literario, aunque sea literatura de andar por casa. La verdad es que no lo merecen, con lo guapas que están calladitas (bueno, algunas).

    Un abrazo.

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  5. Lola, tienes razón en cuanto a que esta es una visión bastante desesperanzada de la vejez, pero tengamos en cuenta que el relato del cual está extraído el fragmento requería una mirada triste. De todos modos, todos conocemos vejeces así, aunque yo estoy convencido de que la vejez se puede disfrutar, en lugar de padecerla.

    Beso, comandante :)))

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  6. Gracias, Poma, ¡que me has puesto las pilas! Que disfrutes el resto del relato.

    Beso.

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  7. No puedo ni comentarlo, me trae tantos recuerdos...
    Volveré después, pirata de los mares.
    Gracias por compartir los primeros párrafos de nuestra amistad. Me lo llevo a fb.
    ¡¡¡BESOOOOOO!!!

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  8. Anuska, a mí también me trae buenos recuerdos, de la época en la que todavía creía en Megagrupo de Relatos. Después, surgieron divergencias entre el administrador del sitio y yo, al cual le exigí un mayor control de la calidad; él me contestó que si se ponía exigente en ese tema, temía quedarse sin colaboradores. En pocas palabras, que prefería mucho y malo que poco y bueno, así que dejé de escribir allí, porque me repateaba que mis escritos —que, aunque sean cortos, me los curro mucho— se mezclaran con cualquier patata con que los quisieran emparejar. Y el caso es que creo sinceramente que, bien llevado, sería un lugar magnífico para escribir con otros autores, ya que —y esta es la prueba— puede ser una experiencia muy gratificante.

    Beso.

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  9. Recuerdo aquel encontronazo y el lío que armaste, ¡jajaa! A partir de aquello yo también comenzé a tener mis dudas y dejé de escribir en el grupo. Es una verdadera pena que no filtren más los relatos en relación con la calidad, porque era un sitio donde se podían generar obras bastante buenas, teniendo en cuenta la dificultad de "hilar" con otros autores. De todos modos, aprendí muchísimo de aquella etapa. Mi prueba, tu amistad. ¡Abrazote!

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  10. Es un poema, Javier, es un poema..hoy he leído algo muy interesante,a algún escritor en alguna entrevista lo decía "la poesía es la base de toda literatura", en el sentido del devenir creativo, un profesor de literatura escritor de una novela, creo recordar. Encontrar a veces palabras inteligentes la alivian a una de la molicie que nos embarra.
    Como en este espacio tuyo.
    besos
    Aunque no venga a cuento, la fotografía es también magnífica

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  11. ¿Un poema, Sofía? No podría desear mayor cumplido viniendo de una POETA como tú. ¿Recuerdas que entre los dos inventamos el término "proseta" para definir al autor en prosa con un cierto tinte poético? Me gusta considerarme uno de ellos, un proseta, aunque no sé si siempre lo consigo. De todos modos, lo mejor de esto es seguir buscando, seguir intentando hacer literatura, tener muy claro que nunca tocaremos techo, tirar p'alante... y hacerlo de la mano de personas maravillosas como tú.

    Beso.

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