lunes, 16 de mayo de 2011

Quimera


Aquel cuento que acababa de leer sobre un hombre que vivía en una casa que no era la suya, con una mujer que no era su esposa, unos hijos a los que no conocía y un perro extraño, le hizo pensar que bien podría ser él mismo el protagonista de la historia. La única diferencia era que él sí que sabía cómo se llamaban su esposa y sus hijos, pero no los conocía en absoluto.

Había de hacer algo al respecto...

Sí, dejaría de leer.


© del texto JAVIER VALLS
mayo 2011

© de la fotografía Dave Traynor (fuente flickr ), publicado bajo una licencia Creative Commons

8 comentarios:

  1. Es lo mejor, dejar de leer, pero no voy a dejar de leer estas joyas tan breves con las que nos obsequias. Me gusta esta quimera aunque me duele un poco el final. Pero he estado tiempo pensando que final le pondría yo y no encuentro nada mejor.

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  2. Es que eso precisamente es lo que hace mucha gente ante la vida, esconder la cabeza debajo del ala, amigo: a más ignorancia, mayor felicidad.

    Un abrazo.

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  3. ¿Muerto el perro, muerta la rabia? No sé yo, no sé yo....

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  4. Tampoco yo lo sé, Anita; si ya está inoculado el virus...

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  5. Otra opción es que dejara a esos extraños a los que llama família y siguiera leyando en paz.

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  6. Otra opción era inventarse él mismo la historia según iba leyendo... formar parte de la historia, sobre todo cuando ésta nos encandila y nos emociona, es el placer más enorme que hay sobre esta tierra. Soñar con los ojos abiertos y un libro en el regazo... ¿hay algo mejor? La mejor profilaxis para muchas locuras.
    Besos miles y precioso texto... ;)

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  7. Por eso, Lola, por esa razón la solución que elige —dejar de leer— no es la adecuada, porque no solo hay que tener los ojos abiertos para soñar, sino también para vivir. Cerrarlos no te hace más feliz, sino más cobarde.

    Beso.

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