miércoles, 25 de mayo de 2011

¡Sorpresa!


Camino de casa pensó que, a buen seguro, le habrían preparado la consabida fiesta de cumpleaños, con un montón de gente a la cual no quería ver y, siguiendo un repentino impulso, decidió meterse en el cine para evitarla. Al entrar en la sala ya había comenzado la proyección y el acomodador hubo de acompañarlo hasta su butaca. Le estaba dando las gracias cuando, de pronto, se encendieron las luces de la sala, el público se puso en pie y, como una sola voz, gritó:

—¡Sorpresa!

© del texto JAVIER VALLS
mayo 2011

© de la fotografía vonKinder (fuente flickr ), publicado bajo una licencia Creative Commons

6 comentarios:

  1. Y se vio rodeado de un montón de gente a la cual no quería ver... No tenía escapatoria, siempre pasa lo mismo, todos los días, no sólo en el cumpleaños, estamos rodeados de gente a la que no queremos ver. Por ejemplo yo esta mañana he visto a más de quince que no me apetecía pero... así es la vida, amigo. Lo peor es que hay otros que sí me apetece ver y están lejos, a ver si un día, esos otros, me preparan una fiesta sorpresa.
    P.D. Mi cumpleaños es el 28 de agosto.

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  2. Destino, inevitable ¡¡

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  3. Amigo Ángel, sé quienes son algunas de esas quince personas y entiendo perfectamente que no te apeteciera verlas; de hecho, el verlas me hubiera repugnado bastante, pero para ganarnos la vida hemos de tener unas inmensas tragaderas. En cuanto a la fiesta sorpresa, si te lo digo, ya no lo es... ;)))

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  4. ¡Ostras, Poma, qué corte! No nos das ni una sola opción de escapar, ¿eh? :)))

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  5. ¿Y no tuvo la narices de decirles a todos que no quería fiesta...?
    Una cosa es lo que dice Ángel y que está perfectamente justificado: cuando están en juego las habichuelas hay que tragar con demasiadas cosas y sonreír. Pero en la vida privada... en nuestra intimidad no debemos hacer nada que no deseamos, sobre todo cuando el prota debemos ser nosotros. Por supuesto, todo se puede decir con agrado y procurando no ofender ni que nadie se sienta dolido.
    Lo pusilánime del hombre de este «mini» hace penoso el que, tras intentar escaquearse, se encontrara de morros con la no deseada fiesta. Eso indica que es previsible... pusilánime y previsible. ¡¡Se merece la no deseada fiesta!!
    Besos miles... ¡siento ser tan criticona, es que mi ánimo está regular!

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  6. Sí, Lola, es un cobarde y tuvo su justo castigo, pero hay mucha gente que hace lo mismo, por falta de atrevimiento, por no querer herir a nadie o por no quedar mal. Yo, precisamente por todo lo contrario, me he ganado fama de antisocial, pero al menos no he de aguantar tonterías que no tengan que ver con las habichuelas.

    Beso gordo y ¡arriba ese ánimo!

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