miércoles, 22 de junio de 2011

Cita



Sólo hay una manera de leer, que es releer.
 
JOAN FUSTER

© ilustración Manuel Boix para La Vanguardia

10 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo.
    Cada persona es única y por tanto, concibe de manera diferente cada cosa, cada palabra, cada texto.
    La interpretación es libre.

    Espero que el comentario vea la luz.

    Gerardo

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  2. Exacto, Gerardo, pero yo creo que no solamente cada persona es diferente, sino que cada lectura (relectura) que se hace de una obra también lo es. Un libro no es el mismo cada vez que lo lees, porque tampoco nosotros lo somos desde la primera vez que lo leímos.

    Y sí, a través del colectivo, por fin aparecen tus comentarios.

    Un abrazo.

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  3. Y sólo hay una manera de escribir , reescribiendo.
    ;) Bona revetlla Sr, Valls ¡¡

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  4. Magnífica réplica, Poma, magnífica...

    Igualment, i compte amb el foc, tot i que les pomes torrades estan ben bones :-)

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  5. Es cierto Javier. Cada vez que releo algo que hace años me maravilló me defrauda, excepto los grandes de verdad que me fascinan más que entonces. Los libros son los mismos, el que cambia soy yo.
    También de acuerdo con Poma, cada vez que me releo me dan ganas de cambiar todo el libro, que duro el ejercicio de la relectura.

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  6. No todos los libros resisten la relectura, amigo Ángel, y menos cuando el tiempo transcurrido es largo. Yo releo, pero no todo, ya que soy consciente de que un libro que en su día me gustó, puede caer en picado si lo volviera a leer, por lo que considero que hay que ser tan selectivo con las lecturas como con las relecturas, que pueden estropear el buen recuerdo que tenemos de una obra. Por otro lado, si la obra es fuerte, ha sido bien construída y tiene el resto de elementos que ha de tener una obra literaria, no sólo resiste el paso del tiempo, sino que gana con las sucesivas lecturas, ya que siempre encuentras matices que se te habían escapado anteriormente y que te hacen ver ciertos pasajes —o todo el conjunto— con ojos nuevos.

    En cuanto al breve, pero contundente comentario de Poma, con el cual, al igual que yo, también te identificas, he de decir que nunca está de más dejar reposar los borradores, releerlos, reescribirlos, volverlos a dejar en reposo y vuelta a empezar. Si tras varias de estas maniobras seguimos sin estar contentos, darlo a leer a alguien ajeno a la obra, que no conozca los antecedentes ni las circunstancias que te llevaron a escribirlo, como si fuera un lector anónimo y, dependiendo de su veredicto, sacarlo a la luz o dejarlo dormir el sueño de los justos. Yo creo que salen demasiadas obras que no han pasado por ninguna de estas cribas, mero producto editorial, porque su autor no las ha releído ni reescrito. Lo que es prácticamente seguro, es que nadie las va a releer en el futuro.

    Bueno, y lo dejo aquí de momento, que ya parezco Lola :)))

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  7. Releer, sólo si lo leído me ha dejado un poso de algo, bueno o malo, si me ha dejado totalmente indiferente no vuelvo a su lectura. Sólo aquello que marca la diferencia entre mi antes y mi después de la lectura hace que relea algo. Puede que esa manía haga que me pierda cosas pero tengo poco tiempo y muchas ganas de aprovecharlo.
    Besos

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  8. La mejor forma de leer, es releer. Pero no todo merece ser releído, tal como bien dices, Javier. Pero lo que sí merece ser releído... Volver a leer un libro o "texto pasado" nos aporta matices distintos que vienen determinados por nuestras propias vivencias, porque pasados unos años no somos los mismos que fuimos. Por eso al releer miramos con ojos distintos.
    También estoy de acuerdo en que la mejor forma de escribir, es reescribir. Nunca un texto, una narración, un libro... está escrito del todo. Cada vez que leemos lo escrito ponemos o quitamos algo... porque nuestra vida y nuestra forma de verla varía con los días, las semanas. Nuestras sensaciones no son siempre iguales y eso es lo que motiva la forma de plasmar nuestro interior en un texto... Además es adecuado reescribir de vez en cuando. Eso posibilita eliminar errores de vanidad y aportar detalles de genialidad.
    Y creo que SIEMPRE deberíamos dar nuestros textos para que los lea alguien ajeno a nosotros, literariametne hablando, sin ponerle en antecedentes, esperando su reacción más honesta al sorprenderse o no con nuestro texto. Eso es lo que hago yo y me sirve de mucho recibir sus apreciaciones... que no siempre sigo, no hay obligación.
    Besos miles...
    P.S. ya ni me esfuerzo en ser breve... fracaso siempre. Es lo que soy: extensa y muyyyyyy pesá. Lo asumo. ¡¡¡Y como me dejas serlo!!!

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  9. Bendita manía, Noire; perder el tiempo es perder la vida.

    Beso.

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  10. Muchas veces nos equivocamos con las lecturas —con las primeras lecturas—, Lola, porque no podemos saber qué es lo que nos va a deparar un libro pero, y esto es más grave, también nos puede ocurrir con las relecturas, no ya por el factor sorpresa, que ya no existe, claro, sino porque, como hemos comentado más arriba, nuestras circunstancias, nuestra vida, han cambiado; incluso nosotros mismos lo hemos hecho, y eso hace que el libro también sea distinto al que pensábamos releer. Hay algunos que ganan con cada relectura y otros, irremisiblemente, te dejan con la desilusión del niño al que se le ha pinchado el globo.

    Y reescribir... ese es otro tema muchas veces espinoso, debido a la vanidad —casi siempre sin base que la sustente— que sentimos los que escribimos y que no soportamos oir que nos digan cómo deberíamos hacer las cosas. Yo pienso que, ya que somos tan críticos con lo que leemos, deberíamos hacer otro tanto con lo que escribimos.

    Y eso de que lo bueno, si breve, etc., pues no siempre, Lola, no siempre... A ver, ¿tu no prefieres dos cucharadas —o tres, o cuatro— de un maravilloso helado, antes que tomar una sola? Pues eso, disfrutemos de nuestros sabrosos y amistosos debates sin mesura, que cada cual ponga la que crea necesaria.

    Beso.

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