miércoles, 20 de julio de 2011

Música para morir



Sería hermoso morir con esta música; es tan bella que dan ganas de ser lo último que se oiga en la vida pero, quién sabe cuáles serán los sonidos que me acompañen en la hora final. Aparto de mi mente la posibilidad de que esos sonidos sean chirriar de frenos, sirenas de ambulancia, rumor de hospital... Quisiera no saber de la parte sórdida del mundo, estar rodeado enteramente, eternamente, de belleza, llenarme los sentidos de perfección, de arte, de paz, y no oír el dolor, no ver las miserias de la vida, sólo sumergirme en la música, en esta música tan bella para morir.

Soy cobarde, lo sé; escondo la cabeza bajo el ala, miro hacia otro lado, me tapo los oídos para no escuchar el auténtico sonido del mundo. Soy cobarde y soy culpable, tan culpable como aquellos a quienes culpo, porque callo, porque otorgo. Culpable, sí, y cómplice, miserable, débil, humano...

¿Humano?

No, no soy humano, no lo soy; si lo fuera me arrancaría de un tirón las anteojeras, no ignoraría este aullido de dolor que surge de todos lados; si lo fuera, si fuera humano, desearía que no existieran los motivos, en lugar de no querer verlos.

Pero subo el volumen para no escuchar más que esta música, esta música tan bella para morir.

Sería hermoso morir con esta música, sería hermoso morir...

©texto JAVIER VALLS BORJA
marzo-julio 2011

©fotografía photographer padawan *(xava du), publicada bajo una licencia Creative Commons (fuente flickr)


10 comentarios:

  1. Querido Javier: cada vez que escucho ese aria ¡y encima en la magnífica voz de Alfredo Kraus! se me pone los vellos como alcayatas... Es preciosa, bellísima.
    Yo no creo que esté mal ausentarse de lo feo del mundo en los últimos instantes de la vida de uno. No me parece mal que se intente huir del dolor, de la pena, de los sonidos feos de la vida.
    El personaje del texto huye. Se esconde. Y al final duda de su propia humanidad... ¿por qué? ¿Porque se esconde y es cobarde? ¡Por eso precisamente es humano, porque muestra las debilidades más tristes aún en los últimos instantes de su vida!
    Creo que cada uno debería tener el final que más desease, sin que nadie se lo cuestionase. Algunos desean el aséptico espacio de una habitación de hospital --con guapas y simpáticas enfermeras ;)--; otros, su casa, con los suyos, con sus cosas... Otros, en una bacanal. Otros deciden por sí mismos el momento y el modo de su propia mano...
    Pero flaquear es humano. Huir de lo feo y del dolor, también. He visto morir a muchas personas y creo que las que lo han hecho más plácidamente han sido los que estaban rodeados de sus seres queridos, los que pudieron despedirse, los que pudieron besar las mejillas amadas y tomar sus manos para no sentirse solos en ese difícil trance.
    El personaje de tu texto no parece tener tanta suerte...
    Magnífico texto, amigo, y gracias por el regalo de la música. Besos miles :)

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  2. Para mi gusto es una de las más bellas arias masculinas. Hay otras versiones más espectaculares pero esta de Kraus es, sin duda, la más elegante. El caso es que habla de una historia de amor que acaba bien, pero a mí siempre me sume en un estado de melancolía que me viene al pelo para este texto tan triste de hoy.

    Tienes mucha razón en cuanto a que flaquear es humano, Lola, sobre todo en los últimos instantes de la vida, pero si observas bien, no es lo que le ocurre a nuestro protagonista, que no está a punto de morir, sólo está reflexionando sobre cómo es el mundo y cómo debería ser, y su propia posición ante la vida: él es un ciego de los que no quieren ver. Yo mismo me digo a veces que ya tengo suficiente con mis propios problemas, y creo que esa es una actitud bastante generalizada, desgraciadamente.

    Tu comentario, sobresaliente, como siempre.

    Beso.

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  3. Es un texto clarividente, Javier, muy bueno. Te felicito.
    Siempre he dicho, bueno, no siempre, pero siempre lo he pensado y lo dejé dicho por el blog de cocina que dediqué a mi madre, que la música, la manía de esa sociedad de estar permanentemente nuestros oídos "regalados" con música no nos permite oír la música interior que llevamos dentro, ese bombardeo continuo que sufrimos en nuestra vida cotidiana, la radio, la tele, entrar en un supermercado, en cualquier sitio hay música, y da igual de qué tipo, aunque existan verdaderas fealdades, en general no suele oírse música "mala", por muy popular que sea, y la manía infinita de, esa costumbre que llega a convertirse en vicio con los "i-" lo que sea y esos auriculares permanentemente puestos, oír música porque sí, es algo que me descompone. Sé por un lado que porque exactamente me hace morir literalmente. la música es la más poderosa de las artes, "manipula" demasiado mi espíritu, lo conmueve, es decir, me influye tanto que no lo soporto (no puedo estar permanentemente hiperemocionada), por mucho que me guste, la música en sí. Supongo que es una especie de mecanismo de defensa que tengo contra la hiper-emotividad, sólo escucharla cuando quiero.
    Me recuerdo de muy pequeña, dos años a lo sumo, mi padre tenía la costumbre de poner música clásica los fines de semana, a mí me provocaba un estado que, tan pequeña, no acertaba a definir, hasta que un día rompí a llorar y al preguntarme mi padre qué me pasaba, lo puede expresar: "es la música, papá, es la música..."
    Así que, sí, tu texto refleja bien la manera de huir que tienen ciertos seres humanos de la realidad que les rodea, de la fealdad que nos rodea, y es tan humano como cualquier cosa, pero ya se está convirtiendo en vicio de esta sociedad. Así va, ciega y ajena a todo, al otro. SORDA.
    Como ves a mí en vez de ayudarme a "taparme los oídos" me hipersensibiliza, lo mismo para lo bueno que para lo malo, así que "huyo" tratando de moderar su ingesta, o al menos escuchándola cuando a mí me apetece.
    El dolor de percepción de la belleza existe, es algo real, al menos en mí, y no me gusta estar siempre al borde de la muerte...:). Sin embargo sé bien que en otros seres humanos su audición busca exactamente lo contrario, normalmente se trata de seres humanos con, digamos que escaso conocimiento de la vivencia de las emociones, puede que atrofiados emocionalmente en su vida diaria, tal vez por educación o por el mismo carácter personal, y la música, su audición les ayuda a percibirla... pero es una emoción "ajena", en vez de desviar sus recursos mentales hacia la música deberían desviarlos hacia la percepción del otro y de sí mismo, emociones "honestas", aprender a reconocer sus emociones sin que ningún elemento externo le endosara una que no proviene de su interior. Este tipo de mecanismo se da normalmente en esas personas más cultas musicalmente, por decirlo a la ligera. No saben vivir con sus propias emociones.
    Con tu permiso, no he escuchado esta bellísima aria, aunque hasta el timbre de la voz de Alfredo Kraus interpretándola resuena ahora mismo en mis adentros. Prefiero amanecer con el piar de los vencejos y el ruidillo de la lavadora recién puesta...:)
    Un beso, Javier

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  4. Hola, Sofía. Disculpa si no he contestado antes, pero he tenido un día bastante ocupado y tampoco era cuestión de dar una respuesta a la ligera. He leído tu comentario a primera hora de la mañana y desde entonces no me lo he podido quitar de la cabeza, ya que me ha impresionado la relación tan intensa que tienes con la música en cuanto a catalizadora de emociones. Ciertamente, la tuya con el arte es una relación pasional y arrebatada, y entiendo que necesites dosificarla.

    En mi caso ocurre todo lo contrario, pues a mi me sirve de catarsis, me purifica, me aísla del ruido de la vida, pero no por ello dejo de oír esa música interior a la que te refieres ni de dialogar continuamente conmigo mismo. Y me ayuda a crear. En cambio, nunca escucho música para leer, pues me distrae, interfiere entre la lectura y yo. Y sí, también disfruto de muchos momentos de silencio, aunque estos son más dificil de conseguir.

    Gracias, amiga, por leer y opinar, y por dejar tanto de ti en cada comentario.

    Beso.

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  5. Sr Valls , lo que haces es precisamente "Humano".
    Lo otro, está más cerca de la "Divinidad".
    Entiendase humano como imperfecto y (animal) .

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  6. Sí, Poma, pero la divinidad tal como la entendemos —o como se nos ha enseñado, llamémosle naturaleza, llamémosle dios— también es cruel... quizá más que los humanos, porque su indiferencia es infinita.

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  7. Entonces..¿Debemos ser indiferentes a ella, también...? ¿Reducirnos a lo estrictamente "humano" ?
    No sé.

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  8. Es que es lo que somos, Poma, en el sentido estricto de la palabra, humanos, aunque la mejor forma de alcanzar la divinidad, o confundirnos con ella, es a través del arte, ya sea como creador o como espectador.

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  9. Qué decirte? sabes de siempre que disfruto de tus relatos, tienen la verdad que todos pensamos, y muy pocos decimos.
    Hoy ha sido mal momento para leer esta preciosidad repleta de verdades escondidas.
    Gracias.

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  10. Elena, la música siempre es evocadora, y el sentimiento que despierta no depende tan solo de la intención del compositor, sino del estado de ánimo del oyente y de cómo este gestione sus sentimientos/sensaciones. A mí, por ejemplo, los réquiem —¡quién lo diría!— me elevan a un estado de espiritualidad tan positivo que hacen que me sienta mucho mejor que escuchando la música más alegre que te puedas imaginar.

    Lamento que no haya sido así en tu caso.

    Beso.

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