viernes, 14 de octubre de 2011

Dos en la carretera




—Conduces como una tía.
—¡Soy una tía!
—Se nota.
—¿En qué?
—En la manera de conducir.
—Pues tú siempre te estás tocando el paquete, que lo sepas.
—A veces me lo tocas tú.
—¡Serás cerdo! La próxima vez te lo va a tocar tu madre.
—¿Sabes? Mi madre y tú tenéis muchas cosas en común.
—¿Como cuál, listillo?
—Como la forma de conducir
—¡Huy, qué gracioso! Pues espero que sea lo único. Además, si tú no hubieras bebido no tendría que conducir yo.
—¿Cómo que lo único? ¿Qué quieres decir? No te metas con mi madre, o...
—¿O qué? Te recuerdo que el primero que se ha metido con ella has sido tú.
—Es mi madre.
—Claro, por eso la puedes tratar como a un trapo...
—Lo hago con cariño.
—Claro, claro... Pues te pido por favor que a mí no me quieras tanto.
—Pero si yo te quiero mucho, amorcito...
—¡Que no me llames amorcito! Además, no sé por qué la defiendo, con la manía que me tiene.
—¿Manía, mi madre?
—Sí, manía, tu madre. No me puede ni ver.
—Si no tiene motivos; no te conoce.
—Pues eso.
—Tía, estás imposible ¿no estarás ovulando?
—Estoy como me da la gana.
—Lo que decía, ovulando.
—Que te den
—¡Joder, cada vez te pareces más a tu amiga Esther!
—¿Ahora le toca a ella, don Sabihondo?
—Es que siempre está de mala leche, no me digas que no.
—Lo que pasa es que es muy crítica y los hombres no la entendéis.
—Claro, como somos tontitos... ¡Crítica! Lo que le pasa es que es una arpía. ¡Pobre Miguel!
—¿Por qué, pobre Miguel?
—Pues porque es un calzonazos.
—¿Qué dices, tío?
—Digo que Esther es una bruja y que Miguel es un blando.
—¿Blando, Miguel? Pero si está como un queso, tan fibradito...
—Sí, como un queso de untar; blando, blando...
—Me encanta el queso fundido.
—¿Ah, sí? Ya se lo comento a Esther, si eso, a ver qué opina cuando se entere de que te gustaría comerte su queso.
—No seas borde que, con lo posesiva que es, igual le pone un collar de castigo al pobre chico.
—Posesiva y fea.
—No es fea, tiene su aquel.
—Define "aquel".
—No sé, no está mal.
—No vale un pimiento, reconócelo.
—Pero es muy...
—¿Simpática? ¡Ja! No me hagas reír.
—Iba a decir generosa.
—Generosos son sus pechos, ¿ves? De eso sí que anda bien. Además, cuando estuvimos en Ibiza me tiró los tejos.
—¡Que hijaputa!
—Pues no creas, que me moría de ganas de tocar ese pedazo de tetas que tiene.
—Eres un cerdo.
—Pues bien que te gusta a ti revolcarte como tal ¿Quieres que paremos en aquel pinar y nos damos un  homenaje?
—Tú siempre pensando en lo mismo.
—Ah, pero ¿hay algo más?
—Eres imposible.
—Venga ¿paramos?
—¿Por qué siempre has de conseguir lo que quieres de mí?
—Ja ja ja...
—No te rías, o no paro.
—Vale, ya me callo.

©texto JAVIER VALLS BORJA
©fotografía  Tonymadrid Photofraphy (fuente flickr), publicada bajo una licencia Creative Commons

5 comentarios: