—Cuidado con lo que deseas, porque puede que se cumpla...
Me mordí la lengua y no repliqué; a esas alturas ya había tenido ocasión de comprobar que sus sentencias, tarde o temprano, acababan ejecutándose. Pensé en dar la vuelta a mi costumbre de cuestionar sistemáticamente todo aquello que profetizaba e intentar ver el lado bueno, si es que lo tenía. Yo deseaba su muerte y, según su pronóstico, ése era un deseo que podría ver realizado.
—Hágase tu voluntad— le respondí
Así pues, lo maté, y vi cumplido mi deseo.
Tuvo razón, como siempre.
©texto y fotografía JAVIER VALLS BORJA
octubre 2011
Qué peligroso tener razón siempre. Y que hábil ese que consigue morderse la lengua a tiempo y no replicar inutilmente. Ese si me da algo de envidia el que se calla y al final consigue sus deseos.
ResponderEliminarFacts are facts, lo demás pura palabrería.
ResponderEliminarSí, Ángel, eso de ir más rápida la lengua que el sentido común no acarrea más que disgustos, es mejor mantener la sangre fría para conseguir lo que se desea, aunque a veces es tan difícil...
ResponderEliminarO lo que es lo mismo, Noire, obras son amores, que no buenas razones ;)
ResponderEliminarPara según qué cosas es mejor no tner razón... ¡¡¡O por lo menos no dejar nuestros deseos a merced del viento, porque siempre puede haber algún desaprensivo de que se ocupe de hacerlos realidad...!!!
ResponderEliminarPor eso creo que ya está tardando el que no lee mis pensamientos, joliiiiiiiiiiín
Besos miles
Y es que, aunque muchas veces tengamos razón... ¡para el caso que nos hacen! :)))
ResponderEliminarBeso, Lola.
Caray!! menos mal que mis deseos no son así... algunos son peores, pero ni de coña se hancen realidad!!
ResponderEliminarMenos mal que no se hacen realidad, pues a estas alturas ya llevaría sobre mis hombros el peso de muuuuuuuchos "deseos cumplidos". :)
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