domingo, 26 de febrero de 2012

convoy89: Vagón 88. La pantera rosa



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¿Orient Express? ¿Ha dicho Orient Express?

El pianista asiente como si hubiera formulado la pregunta en voz alta. Este tío está pirado, aunque la opción B es que lo esté yo. Ahora se ha puesto a tocar la sintonía de La Pantera Rosa y se ríe abiertamente, creo que de mí.

tarán tarán...

Lo miro y me sostiene la mirada con descaro, los ojos achicados por la risa.

...tarán...

¿Qué hago yo en el Orient Express?

...tarán tarán tarán...

Nuevamente, parece haber leído mi pensamiento y me señala la ventana con un gesto de su cabeza, adelantando el mentón y sacudiendo de paso su cabellera blanca.

...tarán tarán...

Miro a través del cristal para observar la totalidad del convoy, aprovechando una curva del trazado, y veo un caos tan grande como el que bulle en mi cabeza. No es el Orient Express; el tren está formado por infinidad de vagones de la más distinta factura, desde furgones de TALGO o de AVE, hasta mercancías y cercanías, mezclados sin orden ni concierto. El mío, un lujosísimo Pullman, es el vagón de cola, el último, porque no se ve ningún otro a través de la puerta trasera.

Un nuevo carraspeo de los altavoces y la voz —esa voz que inevitablemente ha de pertenecer a una preciosa mujer— anuncia que acabamos de salir del túnel que hemos estado atravesando durante más de una semana. Rebobino, porque no recuerdo tal túnel, y pregunto en voz alta, más para mí que para nadie:

—¿Túnel?

A lo que la voz sensual de la megafonía contesta:

—Sí, túnel —y se apaga con un nuevo chirrido de los altavoces.

...tararararán...

©texto JAVIER VALLS BORJA
©fotografía edurecio (fuente flickr), publicada bajo una licencia Creative Commons

2 comentarios:

  1. Gracias, Poma. Si vas al blog Convoy 89 podrás leer relatos de otros autores, algunos de los cuales son excelentes, aunque ya sé que se nos amontona a faena, con tanto por leer... ;)

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