domingo, 26 de agosto de 2012

Un largo y cálido verano




Hace calor.

Son las fiestas del barrio, y no puedo dormir por el calor, por el barullo, por la alegría ajena.

Maldito calor. Maldita alegría.

La música de la verbena se cuela por las ventanas, por las rendijas, por los poros de mi piel.

Suena un pasodoble nostálgico que me transporta a tiempos no vividos, a recuerdos imposibles y, aún así, me pone melancólico, triste, y me deja un cierto sabor a fracaso.

Malditos recuerdos. Maldito fracaso.

Recuerdo una foto en blanco y negro de mis padres bailando un pasodoble en una verbena de verano, como la que suena esta noche, pero en el puerto, con el salitre pegándose a la piel y el olor a mar como perfume. Los recuerdo enamorados, ilusionados, con alegría de vivir. Se miran a los ojos como si no hubiera nada más que mirar, y sonríen por lo que ven en la mirada del otro.

Los envidio. Los adoro.

©texto JAVIER VALLS BORJA
agosto 2012
fotografía propiedad de la familia