lunes, 1 de octubre de 2012

Souvenir




Hotel Britannia, París. Junio de 2009, no importa qué día.

Llueve de un modo intermitente, no mucho, pero lo suficiente para fastidiar cualquiera de los planes previstos. Hay que joderse, venir a París, para esto.

Me debato entre salir o quedarme en el hotel, escribiendo unas postales que reproducen lugares que no he visitado, pero la habitación no invita a quedarse en ella durante el día. Me asomo a mi ventana del primer piso con los ojos puestos en el cielo, e intento decidir entre ir al Marché aux Puces de Saint-Ouen, o bien al Musée d'Orsay, para estar a cubierto. Hum... ha dejado de llover, creo que me arriesgaré con el Mercado de las Pulgas.

Antes de cerrar la ventana bajo la vista, y la calle Amsterdam, palpitante de idas y venidas, me abofetea con una imagen que al principio me deja paralizado, pero reacciono y tomo la cámara que compré —¡qué paradoja!— para inmortalizar momentos felices. Disparo y me encuentro con un souvenir impensado, de los que no se pueden desechar aunque se quiera porque se quedan agarrados al alma, sea eso lo que sea.

No compro nada en el mercado, apenas si he prestado atención a los puestos, y me como una baguette sentado en un banco. Mientras tanto, reflexiono sobre la escena que he fotografiado por la mañana, sin hacer juicios de valor que de nada servirían, y pensando en la vida y sus sucedáneos. Me asaltan las dudas a la hora de titular la fotografía, y delibero conmigo mismo sobre las dos opciones que se me han ocurrido: "La guerra de los mundos", o "Mundos paralelos". Me inclino por la segunda, convencido de que ambos bandos no se encontrarán jamás, pero encuentro el argumento lapidario y rimbombante y la dejo intitulada.

Llueve de nuevo y corro hacia el metro.

©texto JAVIER VALLS BORJA
septiembre 2012
©fotografía JAIME GONZALO CORDERO


Este texto ha sido escrito ex profeso para acompañar a la fotografía de Jaime Gonzalo Cordero, el cual propuso a un puñado de amigos un concurso de textos basados en ella. Mi intención al escribirlo es que texto y fotografía sean uno, y es por ello que el escrito por sí solo no se entiende sin haber prestado atención a la instantánea. Y ya que estamos, amigos, os recomiendo encarecidamente la lectura asidua del blog Pauta ancha, escrito por el autor de la fotografía, por ser uno de los lugares en los que podréis disfrutar de nuestro idioma en toda su pureza.

4 comentarios:

  1. Gracias, Javier, por participar en este concurso de andar por casa y por tus exageraciones sobre Pauta ancha que yo, desde luego, no solo te perdono, sino que te animo a continuar.

    Aprovecho para invitar a los lectores habituales de este Cumbres Blogrrascosas a crear un texto a partir de esa foto.

    Un abrazo.

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    1. No exagero ni un ápice, amigo Jaime. Soy un apasionado defensor del buen uso del idioma, y tú lo utilizas como nadie, con el permiso de mi admiradísimo Umbral.

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  2. Texto y foto hablando a gritos de lo mismo: las paradojas de la vida. Efectivamente, los dos mundos son paralelos… pero se dan la espalda. De ignorarnos los unos a los otros surgen los males que luego a entrambos amenazan y hacen aún más distantes e infelices a los seres humanos. Felicidades a los dos.

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    1. Gracias por tu lectura y por tus palabras, tan cargadas, lamentablemente, de razón, Nick Eagle.

      Un saludo.

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