domingo, 28 de abril de 2013

Red Delicious

¿Cómo iba yo a saber que aquello iba a acabar así? Cuando nos conocimos, nada hacía presagiar este final.

Estaba sentada en un banco del parque, comiéndome un bocadillo vegetal; era de ensalada con mahonesa de mostaza, aunque esto no tiene la más mínima importancia, pero lo recuerdo porque cayó una gota de salsa en mi camiseta rosa, mi preferida, y tardé semanas en poder quitar la mancha.

La gente corría en pantalón demasiado corto, paseaba a su perro, o leía el periódico equivocado. Se me acercó un bóxer atigrado, bien cuidado aunque con sobrepeso, y se sentó muy formal frente a mí, sin dejar de mirar el bocadillo, mientras se relamía y salivaba como los perros de Pavlov. No creí que fuera a gustarle, ya que contenía más lechuga que otra cosa, pero se lo dí; total, ya no tenía más hambre. Lo engulló de un solo bocado, sin apenas masticar, y permaneció allí, quieto, como esperando a que me sacara otro de la manga.

—No tengo más —le dije, enseñándole las palmas de las manos. Él se tendió en el suelo, suspirando ruidosamente y con gesto de resignación.

Froté contra mi manga la manzana que llevaba para postre hasta hacerla brillar; era una Red Delicious, como la de Blancanieves, pero eso tampoco tiene importancia si tenemos en cuenta el hecho de que no la mordí. Precisamente le iba a dar un mordisco cuando el dueño del perro se sentó en el banco que había frente al mío y que, cosa curiosa, estaba pintado de otro color, sin quitar ojo a la manzana. He de decir que él no padecía de sobrepeso.

—¿Me das un bocado? —me preguntó, con una sonrisa deslumbrante.

Todo parecía conjugarse para que aquello acabara bien pero, al final, nos casamos. Está visto que las manzanas no causan más que desastres a la humanidad.

© JAVIER VALLS BORJA

5 comentarios:

  1. Por eso yo no como manzanas en ningún parque, a saber lo que te puede pasar, eso es un peligro!!

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    1. Pero el mal, ¿está en la manzana, o en lugar donde te la comes? ;)

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  2. Creo que el mal, está en la persona que esté cerca en el momento de comerte la manzana.

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  3. Amigo Javier, me encanta tu sentido del humor. ¡Ay las manzanas, lo que paga uno por ellas!

    Se te extraña en el pueblo...

    Un abrazo

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