miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pienso, luego...

—¿En qué estás pensando?
—En que no soy feliz.
—¡Ah!, ya...
—¿Y tú?
—Yo, tampoco.
—Digo que en qué piensas.
—En que tampoco soy feliz.
—¡Ah!, ya...

© JAVIER VALLS BORJA

martes, 24 de septiembre de 2013

Judith y Holofernes



¡Salimos en una novela!

Judith y Holofernes es, además de un nuevo ejercicio literario del ya prolífico Ángel Utrillas Novella, espacio de lucimiento para Cumbres Blogrrascosas, en plan vedette. Así pues, justa es la reciprocidad, y como se nota demasiado que somos amigos, y para que esta entrada no quede excesivamente endogámica, solo voy a añadir que podéis comprarla en amazon por muy, pero que muy poquito dinero. Sí, en amazon, una novela por lo que cuesta un café.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Imagínate

—Imagínate un proyecto literario colectivo, hecho de fragmentos.
—Vale.
—Imagínate que está muy bien concebido y muy bien dirigido.
—Vale.
—Imagínate que es muy bueno, pese a los fragmentos de uno de los autores.
—Vale.
—Imagínate que entre todos los demás lo arropan con sus propios fragmentos y pasa más o menos desapercibida su mediocridad.
—Vale.
—Imagínate que debido al éxito del proyecto, quien más se envanece es el mediocre, el de los fragmentos infumables.
—Vale.
—Imagínate que ese mediocre es quien más fans acumula, porque insiste a sus amigos y conocidos para que lo sigan ciegamente.
—Vale.
—Imagínate que crea mal ambiente en el grupo, haciendo ver que le están perjudicando.
—Vale.
—Imagínate que algún autor no está dispuesto a pasar por su rodillo.
—Vale.
—Imagínate que el mediocre se va quedando solo.
—Vale.
—Imagínate que con los autores que se van, se va la calidad de sus fragmentos.
—Vale.
—Imagínate que al final, el mediocre se va quedando solo.
—Vale.
—Imagínate que alguien que cree ciegamente en el proyecto se atreve a levantar la voz, llama mediocre al mediocre y provoca un auténtico maremoto.
—Vale.
—Imagínate que sus fans atacan a quien defiende que el proyecto estaría mejor sin el mediocre.
—Vale.
—Imagínate que al final el proyecto se va al garete.
—Vale.
—Imagínate que en lugar de lamentar el hecho de que el proyecto haya acabado, los fans del mediocre se dedican a repartir leña a quien opinó distinto a ellos.
—Vale. ¿Cómo dices que se llama ese proyecto?
—Imagínate.

© JAVIER VALLS BORJA

El subsidio

—¿Estudias o trabajas?
—¿Estás intentando ligar conmigo?
—Solo es para el formulario del subsidio...
—¡Qué tontería! Si trabajara no estaría pidiéndote el subsidio, ¿no?
—Vale, estaba intentando ligar.
—Pues aquí tienes mi teléfono, no sé para qué tanto circunloquio. Si salimos a cenar elijo yo el restaurante, pagas tú, y deberías saber que nunca follo en la primera cita. Antes de volver a quedar me gusta que me envíen flores o bombones (si son de supermercado ni te molestes en volver a llamar). También me habrás de enviar varios SMS en los que digas que me deseas como nunca has deseado a nadie. Para la segunda cita te hago creer que eliges tú el restaurante, pero yo te digo que ese no me gusta y escojo uno más caro. Después de cenar y de tomar algunas copas nos vamos a mi casa y tenemos sexo oral. Ni en sueños te quedas a dormir, aunque no está de más que al día siguiente me envíes un regalo caro (no ropa, no perfumes, no bolsos: por eliminación, solo quedan las joyerías). También quiero que me escribas una carta guarra pero elegante, tú verás cómo lo haces. La tercera no puede ser ni en tu casa ni en la mía; elijo yo el hotel, nunca de menos de cinco estrellas ni más cerca de 500 kilómetros. Esa noche me poseerás y te volveré loco de placer, pero me quedaré embarazada porque habré calculado el momento idóneo para ello, y te habrás de hacer cargo de lo que venga o casarte conmigo, en régimen de gananciales y sin contrato prematrimonial, aunque estoy pensando que con tu sueldo de funcionario... ¡Ah! Y nunca pasaré las navidades con tu familia.
—¿Me da su número de la Seguridad Social?

© JAVIER VALLS BORJA