viernes, 28 de septiembre de 2012

A vueltas con la vida



Hasta chocarse contra una pila de maderos no paró, y allí se quedó, ladeada, inmóvil, cubierta de suciedad y abandonada para siempre. Era su sino; toda su vida había estado dando vueltas y tumbos, saltando alocadamente, sin mirar por dónde ni pensar en nada más que en esa vorágine para la que había nacido. Pasaba de mano en mano, bailaba para cualquiera que le hiciera un poco de caso, girando locamente, pero solo era una diversión momentánea, fácilmente olvidable. Al final, junto con los maderos donde acabaron sus correrías, la peonza, mugrienta y mellada por el uso y el paso de los años, acabó alimentando el fuego.

©texto JAVIER VALLS BORJA
septiembre 2012
©fotografía carlosrura (fuente flickr), publicada bajo una licencia Creative Commons